¡Una casa llena de música!
En el verano de 2005 tuve la grata satisfacción de
reencontrarme con mi Maestro, gracias a la entrevista que realicé a sus
hijas, y gracias a ellas pude descubrir la fuerte personalidad de alguien
excepcional, que como la mía, marcó también la infancia de muchos Bañuscos y
Bañuscas.
D. Marcelino del Moral.
Fue profesor de música, enseñó a tocar el laúd, la
guitarra y la bandurria a tres generaciones de Bañuscas y Bañuscos.
Nacido en Baños, penúltimo de 18 hermanos, casado y
padre de tres hijos, la tragedia familiar le marcó pronto ya que su único
hijo varón murió con 15 meses en un accidente. Con a su mujer, Rosita y sus
hijas Fina e Ino, pudo con el tiempo, superar el dolor que nunca fue
capaz de exteriorizar. Quizás la música también le ayudó.
Siendo muy joven, alentado por su
fuerte carácter, emigró a
Madrid en donde fraguó su excepcional personalidad. Aprendió a tocar el laúd
y entró a
formar parte de una banda. Su gran afición al deporte le llevó a ser
boxeador amateur y un excelente nadador. "otro loco y yo, rompíamos el
hielo con el pecho, nadando en el parque del retiro", solía
contar. Por sus condiciones físicas, pudo salvar la vida en la batalla del Ebro, durante
la Guerra Civil:"mas de 15.000 combatientes nos tiramos al Ebro por la
presión de la guardia mora y solo 300 ó 400 pudimos llegar a la otra
orilla". Caminaba, varios kilómetros al día, se bañaba a diario en las
colas, e incluso y siendo ya muy mayor, en invierno, se bañaba con el agua
helada
de un barreño, que dejaba en el patio por la noche.
“Si con 18 años no eres de izquierdas es que no
tienes corazón y si con 40 no eres de derechas es que no tienes cabeza”
dice su hija Fina, al contarnos las tendencias políticas de su padre:
En plena segunda república trabajando
como dependiente en Madrid,
de sol a sol, con sueldos de miseria, hicieron a Marcelino cobrar un carácter
revolucionario, marcado por las injusticias sociales de la época. Una vez que
estalló la guerra, volvió a Baños, participando activamente en el movimiento
político izquierdista, pero en el seno de una familia de derechas. Pudo comprobar que su padre y su suegro estaban apuntados para ser
encarcelados, lo cual fue el detonante para que se alistase como voluntario
para el frente, de alguna manera salvó con el gesto, tanto a su padre como a
su suegro. Participó en la batalla de Belchite, en la batalla del Ebro,
en la
batalla de la Virgen de la Cabeza. Una vez terminada la Guerra civil,
estuvo en el campo de concentración de Belchite del cual pudo volver al no
tener delitos de sangre. Era un hombre muy religioso, religiosidad, que
aunque él la entendía a la perfección y se complementaba con su sentimientos
liberales, hacía que otras personas no entendiesen su manera de ver la vida.
Fue
administrador de la viudas, después trabajó en "galilea" y "la campiñuela",
luego se independizó: "compraba telas y mercancías a Paco Valle y a Juanito Garrido y las vendían como buhonero en la sierra y en las viñas de
Andujar", después se hizo agente comercial y corresponsal de banca, hacía las
campañas de aceituna en la cooperativa como jefe de almazara, y fue durante
mucho tiempo administrador de la cofradía de Cristo.
Le encantaba el campo, los pájaros y las largas tardes
de tertulia en la barbería del maestro "Ponaire" y... LA MÚSICA, sobre todo
la música: componía, transcribía a cifra cualquier canción que escuchaba,
enseñaba a su rondalla, escribía a mano cada una de las las partituras
para cada uno de sus alumnos, preparaba con gran entusiasmo la feria, la navidad,
las serenatas y cualquier actuación que le propusieran. "eres incansable
decía Dña. Rosa.", "se marchaban los alumnos y él seguía tocando y tocando,
componiendo sacando la partitura de alguna canción de moda.." dicen sus
hijas. Tenía un oído prodigioso, de esto podemos dar fe muchos de los
que hemos tenido la gran suerte de recibir sus enseñanzas, cualquier nota a
destiempo, era localizada de inmediato, y con solo una mirada te recriminaba
o te premiaba tu acción. Te transmitía fácilmente, su entusiasmo, su
capacidad de sacrificio, haciendo que aún siendo muy niños, nos esforzásemos
en el trabajo de equipo. Fue capaz de infundir estos valores en muchos niños
del pueblo, el respeto, la disciplina, el trabajo, el afán de superación, la
integración, el amor por la música y sobre todo el entender que cualquier
elemento de un grupo, de un equipo de una sociedad, de una rondalla.......
es igual de importante que otro. Recuerdo con gran admiración los
tremendos callos de sus dedos . Era curioso ver que el que podía pagar, lo
poco que le pagábamos por las clases, aprendía y el que no podía pagarlo
también, el único que no aprendía en la rondalla era el que verdaderamente
no quería aprender. Dice Fina: "Si la música es alegre cuando estas
contenta, ¡qué triste es cuando tienes dolor!". No pude asistir, pero tres generaciones tocaron para el gran maestro, el
día de su entierro, con crespones negros en sus guitarras, laúdes y
bandurrias. Fue un hombre bueno, sencillo,
un genio, un maestro..... mi maestro. Pero quizás lo mejor que podemos decir
de Marcelino del Moral ya lo escribió D. Manuel Villarejo en su día:
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Actuación en Radio Linares, Navidad de 1981